El escudo

arton5-e14f2La resolución definitiva de dotar al Instituto de un Escudo, fue aprobada por el Capítulo General de 1947, luego de repetidas consultas.

Un escudo era mucho más que una simple combinación de colores y símbolos evocativos y motivadores, capaces de responder a lo que se deseaba.

Se trataba, principalmente, de que respondiera a lo característico de la Vida Religiosa vivida en nuestras Comunidades, tanto las pequeñas como las más numerosas.

Tendría que ser una síntesis ideal, que señalara lo mejor posible el objetivo real por el cual un Hermano ha optado por el Señor, bajo el Patrocinio de la Sagrada Familia, centrando la vida en Cristo y viviendo en la intimidad con María y José. Debía subrayar la unidad y ponerla en evidencia ante nuestros ojos. Eso era lo principal.

Nuestros Patronos vivieron una vida de trabajo, de unión íntima con Dios en medio de los encantos de los afectos familiares. Por tanto, en su existencia reinaba la unidad. Ese fue el motivo por el que se optó por una gran Cruz blanca que lo divide en cuatro partes.

La paz de la que habla nuestra divisa es el resultado natural que debe surgir en el vivir de cada día, como el arroyuelo surge del manantial. Todo esto nos lo estará recordando si se capta el significado profundo de cada una de las partes determinadas por la Cruz.

El Azul, donde centellea una Estrella de oro con tres rayos del mismo metal dirigidos a cada una de las otras tres partes, llama y fija nuestra mirada como si quisiera arrancarnos de las miserias de nuestra existencia terrena.

Y esa inmensa mancha Roja que ocupa las tres cuartas partes del Escudo, color de sangre, de sangre que ama, que lucha, que ruega por nosotros, puesto que la sangre es la vida, como también es el símbolo del amor. Ella simboliza lo que nos espera cada día sobre esta tierra de Iglesia militante en la que debemos verter gota a gota la sangre de nuestras venas, sea en el apostolado, sea en el servicio de la Iglesia, sea en otros silenciosos trabajos…

Pero la idea de la Comunidad, esencial en nuestras vidas, desde el momento que formamos una familia, es que J.M. y J. son los Patronos del Instituto, y no podían estar ausentes en el Escudo.

Tal es la significación tangible de la Colmena que ocupa el centro del último cuadrante. Si como laboriosas abejas, sabemos libar a través de las minucias que componen la trama de nuestra vida, la miel oculta que se encuentra en cada una de nuestras Comunidades.

Cada Colegio lo ha adaptado y completado en el 2º de los gules inferior izquierda con la característica de su realidad geográfica o histórica. Salto grabó la impronta de la REPRESA, fuente de energía, y bienestar del Uruguay. Y en el superior, derecha, con una ANTORCHA símbolo del ideal en el Campo de la cultura y de la fe.

Su simbolismo.

La hermosa insignia que con cariño, nuestros alumnos llevan prendida, es un reto para sus vidas. En efecto, ahí está condensado todo el programa de Vida, el Ideal de Nazaret aplicable a nuestra vida cotidiana Esto que constituye la característica de los Hermanos de la Sagrada es válido para educadores, educandos, colaboradores de la Obra y simpatizantes del Ideal Nazareno. Nuestro escudo de familia nos recordará las grandes virtudes, bases de nuestra vida cristiana. Él contribuirá a estrechar los lazos de nuestra fraternidad; sus colores y sus símbolos nos dirán constantemente que en Nazaret se oraba, se trabajaba, se amaba y se vivía en paz.